7 feb 2014

mimos...


                                  

                                  

                                  

                                  

                                  

                                  
     
Nestes días de choiva e frío o primeiro que hai que facer ó erguerse pola mañán é acender o lume da lareira, por eso o sábado fixemos aprivisionamento de leña. Meus irmáns cortaron, e despois cargamos, descargamos e colocamos no pendello, acha a acha.
Ía frío e as achas molladas esvaraban da man se as collías con rutina, con despiste. Eu quería acabar pronto porque chuviscaba e tiña frío, ou preguiza, non sei, pero canto máis apuraba máis lenta iba, porque as achas esvaraban e caianme ó chan, ás veces enriba dun pé. Pero... cando as excusas da cabeza marcharon puiden notar o ulido da árbore partida, da madeira mollada, do musgo, da terra. E os pés entraron en calor e a cadea empezou a funcionar áxilmente e rematamos deseguida, antes do trebón.
E o mesmo pasa no coser, e en todo supoño, se me apuro e non lle dou o mimo, o tempo e o agracedemento necesario a cada corte, a cada alfiler, a cada puntada, entón, acabo descosendo e refacendo o labor. 
Aqui vos amoso estes neceseres feitos con mimo e agradecemento, mentres fóra zoa o vento e bailan as árbores.
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En estos días de viento y lluvia lo primero que hay que hacer al levantarse por la mañana es encender el fuego de la chimenea, por eso el sábado tuvimos que hacer aprivisionamiento de leña. Mis hermanos cortaron, y luego cargamos, descargamos y colocamos en el cobertizo, leño a leño. Hacía frío y los leños mojados resbalaban de la mano si los cogias con rutina, como con despiste. Yo quería acabar pronto porque lloviznaba y tenía frío, o pereza, no lo sé, pero cuanto más me apuraba más lenta iba, porque los leños resbalaban y me caían al suelo, alguna vez encima de un pié. Pero... las excusas de la cabeza se fueron, y entonces pude sentir el olor del árbol partido, de la madera mojada, del musgo, de la tierra. Y los piés entraron en calor, y la cadena empezó a funcionar ágilmente y acabamos enseguida, mucho antes del chaparrón. 
Y lo mismo pasa al coser, y en todo, supongo, si me apuro y no le doy el mimo, el tiempo y el agradecimiento necesario a cada corte, a cada alfiler, a cada puntada, entonces acabo descosiendo y rehaciendo la labor.
Aquí os muestro estos neceseres cosidos con mimo y con agradecimiento, mientras fuera sopla el viento y bailan los árboles.



                                     

























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