28 feb 2014

de camelias


                              

                              

Eu non quería, non quería cortar ningunha flor dos camelios do xardin, parecíame algo así coma unha invasión. Pero esta semana o camelio rosa amenceu cas pólas caídas do peso de tantas ramiñas con flores, e decidín cortar algunhas para aliviarlle un pouco.
Cando estaba no instituto lin "La dama de las camelias" e collinlle cariño a estas flores debido á novela, pero eu nunca vira ningunha, por eso a imaxinación as ideou dunha forma concreta que resultou non ser real. Ó mudar a vivir a Santiago foi cando vin os camelios por primeira vez, moitos e urbanos, e a verdade é que me decepcioran bastante porque as flores que eu imaxinara eran diferentes, eran, como dicilo? menos exóticas...
Agora levo medio ano vivindo nunha casa que ten dous camelios enormes diante, e cada día tomo un té ou máis, mirándoos. No verán deron sombra fresca, e agora, moitísimas flores blancas e rosas que iluminan o camiño entre tanta choiva. Cada dia vexo esas flores, centos, que resisten impávidas a bravura do inverno con forza e delicadeza misturadas.
E nestas anda a miña cabeza cando volvo ó taller, onde estou argallando uns bolsos para estrear na primavera bonita que ahí ven.
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Yo no quería, no quería cortar ninguna flor de camelios del jardín, me parecía algo así como una invasión. Pero esta semana, el camelio rosa amaneció con las ramas caídas del peso de tantas ramitas con flores, y decidí cortar algunas para aliviarle un poquito.
Cuando estaba en el instituto leí "La dama de las camelias" y le tomé cariño a estas flores por causa de la novela, pero nunca había visto ninguna, por eso mi imaginacióm las ideó de una forma concreta que resultó no ser real. Fué cuando me mudé a Santiago de Compostela, que vi los camelios por primera vez, muchos y urbanos, y... me decepcionaron un poco, porque las flores que yo había imaginado eran diferentes, eran, cómo decirlo? menos exóticas...
Desde hace medio año vivo en un casa que tiene delante dos enormes camelios, y cada día tomo un té o más, mirándolos. En verano nos dieron sombra fresca, y ahora, muchísimas flores blancas y rosas que iluminan el camino entre tanta lluvia. Cada día veo esas flores, cientos, que resisten impávidas la bravura del invierno con fuerza y delicadeza mezcladas.
Y por aquí anda mi cabeza cuando regreso al taller, donde estoy haciendo unos bolsos bonitos para estrenar en la primavera bonita que aquí viene.

                              

                              

                             

                             

                              

                              

20 feb 2014

en tempo de mimosas

                     

                                 

                           

                           

                           

                           


Cando era pequena, no mes de febreiro colliamos mimosas das corredoiras para regalarlle a miña irmá Lulú que estaba de cumpleanos. 
A ela, que traballaba na cidade e volvía á casa na fin de semana e traianos cando podía os tebeos de zipi zape de segunda man, as aventuras de puck e de robinson crusoe, e de copperfield, as lendas do mundo, dos gnomos, ou libros de fantasia con varios finais posibles, todos con dedicatoria diferente e especial. E poñia floreros nas cafeteras de latón e abría as ventanas de par en par.

Fai moito tempo que non lle regalo mimosas en febreiro, pero este ano si, e mentres  agardo a que abran as do camiño, fago estas bolsas para gardala roupa interior cando vas de viaxe, con teas de estampado amoroso, adornadas con puntilla, cintas e mariquiñas...recordando o ulido doce e amarelo que desprendían aquelas cafeteras de latón.
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Cuando era pequeña, en el mes de febrero cogiamos mimosas de las caminos de tierra para regalar a mi hermana Lulú que estaba de cumpleaños.
A ella, que trabajaba en la ciudad y volvía a casa el fin de semana, y nos traia cuando podía tebeos de zipi zape de segunda mano, las aventuras de puck y robinson crusoe y copperfield, las leyendas del mundo, de gnomos, o libros de fantasía con varios finales posibles, todos con dedicatoria especial y diferente. Y ponia floreros  en las cafeteras de latón y abría las ventanas de par en par.

Hace mucho tiempo que no le regalo mimosas en febrero, pero este año si, y mientras espero a que abran las que hay en el camino, hago estas bolsas para guardar la ropa interior cuando vas de viaje, con telas de aldogón de estampados amorosos, adornadas con puntilla, cintas y mariquitas... recordando el olor dulce y amarillo que desprendían aquellas cafeteras de latón.


                                 





                                



15 feb 2014

en la satrería más ilustre


                              

                              


En una estrecha y soleada calle de la ciudad herculina se encuentra la sastrería Botana, que fue durante muchos años la más ilustre de A Coruña, resistiendo con buen hacer la invasión de la producción industrial.
Allí tenemos el honor de que nos reciba Pepe, el gran sastre y sobrino del fundador, sastre también.

                              
             
Fundada en 1948 y cerrada paulatinamente hace unos años, Pepe continúa yendo a la sastrería todos los días laborables del año, aunque ya sólo cose trajes y abrigos a medida para él, y algún amigo.

                               

                                   

                               

                               

                               


Suspendida en el tiempo a la vez que vital, todos los rincones de la sastrería conservan la elegancia y esencia de cada momento del oficio, en los cientos de patrones con nombre y apellido del cliente, en las muestras, recortes, rollos de telas, muestrarios de tejidos de primera calidad, muestrarios de traje de ceremonia, hilos, botones, afiladores de tizas, reglas, máquinas de coser, planchas y tijeras de diferentes usos, tamaños y épocas, en la sala probador, los espejos, los cuadros, el perchero paragüero de la entrada, el olor, la luz, la radio, las cintas métricas colgadas de los picaportes, en el paso seguro y preciso de Pepe, que con toda generosidad nos muestra cada rincón, y nos habla de otros tiempos, de cuando alli trabajaban hasta 12 personas, de dónde se sentaban las costureras pantaloneras, nos muestra los rollos de lana, de paño, de tergal de Sabadell, nos enseña cómo hace la costura invisible de la solapa de los abrigos y nos mira, y nos cuida y nos mima.

Y antes de ir a comer me regala varias cajas de botones, tela blanca de algodón, de cuando hacían pantalones a los marines....y algo más, increiblemente maravilloso, que pronto iremos a buscar...y en breve os contaré, cuando me reponga de la emoción, recupere el aliento y pueda balbucear algunas palabras para dar las gracias.
                     

                                   

                                    

7 feb 2014

mimos...


                                  

                                  

                                  

                                  

                                  

                                  
     
Nestes días de choiva e frío o primeiro que hai que facer ó erguerse pola mañán é acender o lume da lareira, por eso o sábado fixemos aprivisionamento de leña. Meus irmáns cortaron, e despois cargamos, descargamos e colocamos no pendello, acha a acha.
Ía frío e as achas molladas esvaraban da man se as collías con rutina, con despiste. Eu quería acabar pronto porque chuviscaba e tiña frío, ou preguiza, non sei, pero canto máis apuraba máis lenta iba, porque as achas esvaraban e caianme ó chan, ás veces enriba dun pé. Pero... cando as excusas da cabeza marcharon puiden notar o ulido da árbore partida, da madeira mollada, do musgo, da terra. E os pés entraron en calor e a cadea empezou a funcionar áxilmente e rematamos deseguida, antes do trebón.
E o mesmo pasa no coser, e en todo supoño, se me apuro e non lle dou o mimo, o tempo e o agracedemento necesario a cada corte, a cada alfiler, a cada puntada, entón, acabo descosendo e refacendo o labor. 
Aqui vos amoso estes neceseres feitos con mimo e agradecemento, mentres fóra zoa o vento e bailan as árbores.
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En estos días de viento y lluvia lo primero que hay que hacer al levantarse por la mañana es encender el fuego de la chimenea, por eso el sábado tuvimos que hacer aprivisionamiento de leña. Mis hermanos cortaron, y luego cargamos, descargamos y colocamos en el cobertizo, leño a leño. Hacía frío y los leños mojados resbalaban de la mano si los cogias con rutina, como con despiste. Yo quería acabar pronto porque lloviznaba y tenía frío, o pereza, no lo sé, pero cuanto más me apuraba más lenta iba, porque los leños resbalaban y me caían al suelo, alguna vez encima de un pié. Pero... las excusas de la cabeza se fueron, y entonces pude sentir el olor del árbol partido, de la madera mojada, del musgo, de la tierra. Y los piés entraron en calor, y la cadena empezó a funcionar ágilmente y acabamos enseguida, mucho antes del chaparrón. 
Y lo mismo pasa al coser, y en todo, supongo, si me apuro y no le doy el mimo, el tiempo y el agradecimiento necesario a cada corte, a cada alfiler, a cada puntada, entonces acabo descosiendo y rehaciendo la labor.
Aquí os muestro estos neceseres cosidos con mimo y con agradecimiento, mientras fuera sopla el viento y bailan los árboles.