E á tardiña, o silencio énchese co canto dos paxaros que veñen e van dunha árbore a outra, todos xuntiños en bandada, falan á vez sin turno e sin puntuación.
Séntome no porche e miro para eles. Voan cara a min e logo marchan. Pousan nunha árbore, e un deles adíantase e cambia de árbore e sígueno todos e pousan noutra árbore, cada un nunha rama diferente.
E logo van ó poste da luz e quedan moito tempo. Débese de estar quentiño alí.
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Cuando me levanto enciendo la radio y me acompaña hasta mediodía, luego ya me cansa el barullo y apago el aparato.
A media tarde el silencio se llena con el canto de los pájaros que van y vienen de un árbol a otro, todos juntos en bandada, hablando sin turno y sin puntuación.
Me siento en el porche y los miro. Vuelan hacia mi y luego cambian de rumbo y se van. Se posan en un árbol, y uno de ellos se adelanta y cambia de árbol y todos lo siguen y se posan cada uno en una rama diferente.
Y luego van al poste de la luz y se quedan mucho tiempo. Se debe estar calentito allí.
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