Pasé mucho frío de pequeña porque entre las prendas heredadas de primos y demás familia, desafortunadamente, nunca llegó un abrigo cálido,y en la casa grande de piedra el viento se colaba por las ventanas y la nariz se congelaba si osaba asomarse entre las mantas.
Hace 2 años aprendí a coser con las clases de la gran Caterina Pérez en los cursos de arte textil de Casa Sagnier.
Y me encanta crear cosiendo telas de colores, tejidos amorosos que curan el frío de la infancia.
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